La Turquesa- Tauro, Libra y Sagitario. Aporta amor y protege contra la violencia.

 

Tipos de piedra turquesa

La piedra turquesa natural es muy apreciada por los amantes de las gemas y la joyería pero además de ésta, existen otros tipos de piedra turquesa que debemos conocer para saber por cuál decidirnos.

  • Turquesa natural: es la turquesa directamente extraída de la mina y cortada sin ningún tipo de tratamiento. El color puede verse mejorado con el tiempo. Cuanto más tono de azul tiene la piedra, más valorada es por los especialistas.
  • Turquesa estabilizada: se trata de una turquesa natural que no ha cambiado su color a lo largo del tiempo. Esta piedra suele cortarse en grandes trozos y no en gemas pequeñas.
  • Turquesa tratada: también se la conoce con el nombre de turquesa suave o turquesa de tiza. Es aquella turquesa que ha sido tratada con una resina epoxi clara o con ceras para intensificar el color y pulir la superficie. Tiene un precio menor al de las dos anteriores.
  • Turquesa reconstituida: esta piedra se fabrica a partir de turquesas de tiza que se unen mediante resina epoxi y colorantes. Estos bloques después se cortan para fabricar joyas. Este tipo de turquesa es el más barato de todos. También puede fabricarse a partir de polvo de turquesa que se compacta mediante un procedimiento que combina la presión y el calor.
  • Turquesa de imitación: tal como dice su nombre, no se trata de una turquesa auténtica sino de una pieza de cualquier otro material que se ha teñido. Suele usarse en bisutería. La magnesita y la calcita son algunos de los minerales que suelen usarse para «disfrazarlas» de turquesa.
  • Propiedades curativas de la turquesa

    Regenera los tejidos y potencia el sistema inmunitario por lo que llevar collares con piedras turquesas puede resultar muy útil en casos de cáncer.

    Favorece la absorción de los nutrientes, por lo que es muy recomendada en casos de anorexia, y alivia las infecciones producidas por virus. Por tanto, actúa en casos de fiebre.

  • Es antiinflamatoria por lo que es muy adecuada en casos de gota y reuma.

    Alivia los calambres y el dolor. Está especialmente indicada en casos de afecciones respiratorias: afonía, amigdalitis, difteria, bronquitis, asma, etcétera. También es muy útil con los problemas oculares.

  • LA MAGIA DE LA TURQUESA 

  • La turquesa se considera por encima de todo una piedra protectora. Está indicada especialmente para los viajeros que acuden a zonas de inestabilidad política.

    También se usa en la magia amorosa. Si se entrega una turquesa a la persona amada se estimulará la armonía en la pareja creando una fusión entre las almas de ambos. Según la tradición, si desaparece el amor entre los dos, desaparecerá también el color de la piedra.

  • Sirve para atraer nuevas amistades y conseguir un carácter alegre y sereno. Estimula la belleza.

    Está indicada para personas demasiado emotivas y ansiosas ya que ayuda a mantener el equilibrio emocional y al crecimiento personal.

    Favorece la autorrealización eliminando cualquier intento de destrucción de uno mismo. Ayuda a tener creatividad a la hora de solucionar los problemas difuminando los agobios y las inseguridades.

    Protege contra el mal de ojo, los hechizos malignos y cualquier tipo de magia negativa que se dirija hacia uno mismo.

  • Como limpiar la piedra turquesa

    Debido a su formación a base de fosfatos, la turquesa es frágil y además, sensible a los productos solventes. No solamente los perfumes o los cosméticos como las cremas pueden hacerle perder su color sino también una piel excesivamente grasa.

    Por ello, no debemos usar ningún producto químico para limpiar la piedra turquesa. Bastará con pasar por su superficie un paño suave que elimine los residuos que hubieran podido caerle encima durante el uso.

  • También puede limpiarse mediante tratamientos a base de vapor pero no tolera los ultrasonidos.

    Una vez limpia, la turquesa debe guardarse de forma aislada puesto que el roce con otras piedras más duras puede ocasionarle ralladuras.

  • También puede limpiarse mediante tratamientos a base de vapor pero no tolera los ultrasonidos.

    Una vez limpia, la turquesa debe guardarse de forma aislada puesto que el roce con otras piedras más duras puede ocasionarle ralladuras

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